A Onetti hay que leerlo. Intentar describir las atmósferas que logra crear en sus textos es una pérdida de tiempo. Hay que explorar los movimientos y los gestos de Díaz Grey, de Brausen, de todos esos personajes irrepetibles. Sumergirse en una prosa que recrea un mundo muy personal, tan solo al alcance de Onetti.
Aunque no acudo con frecuencia a la lectura de autores estadounidenses contemporáneos, no he podido sustraerme a la tentación de realizar una aproximación a los cuentos de Raymond Carver, un escritor singular, desaparecido a la edad de cincuenta años. En la introdución a la antología, el autor confiesa su incapacidad para escribir novelas y su dedicación, visto lo visto, a escribir cuentos.
Probablemente. de haber dispuesto de más tiempo, Carver hubiese intentado una novela, pero en todo caso nos quedan sus pequeñas historias. Casi todas ellas están inundadas por un pesimismo desconcertante. Abundan los personajes alcohólicos, divorciados, acabados. No hay lugar para la esperanza en sus relatos, al menos en los que he podido leer estos últimos días.
Dos escritores americanos, del Sur y del Norte, cuentistas magistrales, a los que siempre es conveniente acudir si se quieren leer historias humanas, a veces, eso sí, un tanto tristres, desgarradoras.
- Cuentos completos. Juan Carlos Onetti. Alfaguara, 2012
- Principiantes. Raymond Carver. Anagrama, 2012.
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