El maestro, el cura, el zapatero ultrareligioso, su propio padre... todos le llevan a que se presente al examen para entrar en el seminario. Pasa la prueba, quedando segundo de todos los aspirantes, e ingresa en la institución. Allí comenzará su largo calvario. Se transformará en otra persona, caerá enfermo, y, presionado hasta la extenuación, fracasará.
Hans volverá al pueblo, deambulará por los campos, irá de aquí para allá, conocerá a una muchacha mientras ayuda a cosechar la sidra, entrará de aprendiz en un taller mecánico e iniciará otra vida, como uno más de su comunidad. El final prefiero dejarlo en suspenso, para no reventar el libro. Atención a las descripciones del trabajo para elaborar la sidra o el del taller mecánico, porque no tienen desperdicio.
La lectura de "Bajo las ruedas" me ha remitido a otras obras, quizás más ambiciosas, sobre estudiantes, como la de Robert Musil, "Las tribulaciones del estudiante Torless", o la de James Joyce, "Retrato del artista adolescente". No es que tengan que ver de forma directa, pero las tres representan obras iniciales de escritores de amplio recorrido. En el caso de Hesse, puede resultar una lectura muy apropiada para quienes pretendan abordar los grandes títulos del escritor alemán, como "El lobo estepario" o "Demian". La traducción, de Genoveva Dieterich, impecable.
- Bajo las ruedas - Herman Hesse, Alianza Editorial 1998