2008/07/24

Un cartero llamado Ferracuti



Llegó a mis manos por casualidad y a primera vista lo confundí con un manual de auto ayuda. Sin embargo, al comenzar a leerlo me di cuenta de que era algo bien distinto. Una colección de reportajes sobre el mundo laboral en Italia, sobre la salud laboral, el mobbing y otros aspectos colaterales.

Da la impresión de que Ferracuti es un veterano comunista que quiere poner orden entre tanta injusticia. Y lo hace. El relato sobre la abestosis en Monfalcone, fruto del modo de producción de unos grandes astilleros, merece pasar a la antología de la literatura obrera.

Es cierto que alguno de los capítulos baja en intensidad, pero tanto el citado, como el de los mineros sepultados en Bélgica, o el del propio camionero Gino, tienen un nivel estimable.

A ello se añade una cuidada edición, con algunos pequeños errores de traducción eso sí, a cargo de una nueva editorial con sede en Donostia, Meettok, cuyos primeros volúmenes editados prometen.

Lean a Ferracuti, disfruten con el amargo sabor de la derrota obrera, y piensen que al menos todavía nos quedan fuerzas para contar nuestros infortunios.

[NOTAS: "Los recursos humanos", Angelo Ferracuti, Meettok, Donostia 2008.]

2008/07/02

Del vértigo de Sebald al spleen de Pamuk




Ando tarde con las reseñas de libros, pero intentaré ponerme al día. Terminé hace ya semanas "Vértigo" de W.G. Sebald, el autor alemán del que antes reseñé "Los anillos de Saturno". Es esta la primera obra que se tradujo al castellano y el libro es una delicia., para mentes sensibles, que no sensibleras. A quienes les chiflen los pilares de la tierra y similares, que se abstengan.

Aunque la semblanza del doctor K: , supuesto sosias de Frank Kafka, es una maravilla, la parte que más me ha gustado es "Il retorno in patria", que recoge su regreso al pueblo en que nació, tras 30 años de ausencia, y la descripción de los personajes que lo pueblan. Resulta una lectura altamente recomendable.

Y pasamos al siguiente, "Estambul", de Orhan Pamuk. Autor de moda, gracias al Premio Nobel de 2006. Conozco a Pamuk por "El castillo blanco" y "La vida nueva", mejor el primero sin duda. Pero vayamos con su último libro publicado. Él lo llama amargura, pero podría llamarlo fado, melancolía, o de otras mil maneras. A Pamuk, la vieja Constantinopla le puede. Ha estado viviendo lejos de ella, en Estados Unidos, pero siempre ha vuelto a su ciudad, a su "edificio Pamuk", a su Bósforo, a sus casas ardiendo.

Tras leer el libro te entran ganas de ir a Estambul o de no ir a ninguna parte nunca más. Así de ambiguo me parece todo. Y que decir de las peleas con su hermano mayor, que me han recordado las propias, o de las primeras exploraciones sexuales y su novia-modelo, pintada de todas las formas posibles. Una delicia, tan sólo empañada, a veces, por las demasiado detallistas descripciones de pinturas y libros antiguos sobre Bizancio.

[Datos: "Vértigo", W.G. Sebald, Ed. Debate y "Estambul", Orhan Pamuk, Debolsillo 2007]