2008/03/25

Empacho de Walser



Robert Walser fotografiado por Carl Seelig

Reseño aquí varias lecturas en las que está presente Robert Walser, ese escritor desaparecido en el manicomio de Herisau durante tantos y tantos años. Inicio el comentario con el librito de W.G. Sebald El paseante solitario, publicado por Siruela, en el que se hace eco de los paseos de Walser junto a Carl Seelig, su albacea y consejero, por la comarca cercana al sanatorio. Un librito que en su nimiedad brilla por sí solo.

De ahí he pasado al Doctor Pasavento de Enrique Vila-Matas, cuyo esqueleto se lo proporciona el propio Walser, omnipresente a lo largo de la obra. Hay mucho más que Walser, pero sobretodo está el escritor suizo. Cada libro de Vila-Matas que encaro me resulta más placentero. Seguiremos sus incursiones entre la realidad y la verdad. El libro está editado por Anagrama.

La tercera pata la compone Paseos con Robert Walser, de Carl Seelig, una especie de mecenas literario y poeta que acompañó durante muchos años a Walser en sus paseos. Es un libro delicioso, lleno de sensibilidad, en el que Seelig desgrana aspectos de la vida cotidiana del escritor, así como sus opiniones sobre temas tan trascendentes como la guerra mundial, los nazis o la literatura universal. El libro, editado en 2000 por Siruela, es una auténtica joya y todo aquel a quien le guste la buena literatura, disfrutará con él, más si se trata de un seguidor de Walser, como es mi caso. He leído la mayoría de libros del autor suizo y no me canso de seguir haciéndolo. Me quedo boquiabierto al leer que El ayudante lo terminó en seis semanas, y que en un tiempo similar escribió Los hermanos Tanner. Es de no creer.

Ahora estoy con un segundo libro de Sebald, Los anillos de Saturno, editado por Debate, que promete. La reseña la dejo para otra ocasión.

2008/03/16

Dostoievski en el horizonte

Portada de la edición comentada

La narrativa rusa es de tal fuerza que no da una vida para saborearla. Es necesario elegir las mejores piezas y disfrutarlas. Gógol, Goncharov, Tolstoi, Turgenef, Chejov, Gorki... son tantos que no acabaría en una hora. En este inicio de año estuve aplicado con "Crimen y castigo" de Fiódor Dostoievski, un clásico con el que había tropezado hace muchos años y que ahora he releído en la versión castellana de Cansinos Assens, una bella tradución.

La magia del autor es colocarte en el lugar del criminal, compartir sus cuitas y, por qué no decirlo, comprender sus razones. Te identificas como Raskolnikov, te vuelves Raskolnikov, y suspiras por que se salve del suplicio final.

Sabemos que el criminal no es verdaderamente consciente de los actos trágicos que ha cometido, y tendemos a otorgarle nuestro perdón, mientras las dos viejas asesinadas nos parecen odiosas, siempre mercadeando con la miseria ajena. Pero en verdad hay que decir que Rodion Raskolnikov es un criminal en toda su dimensión. Un criminal hasta el final, y aunque cuenta con el eximente de no haberse aprovechado de lo robado, hay que considerarlo como lo que es.

Hace unos meses leí "El jugador", una novelita del mismo autor, que viene a ser un reflejo de su propia biografía de adicto al juego. No fue Dostoievski un ciudadano ejemplar, pero eso nos importa una higa. Lo decisivo es que fue un escritor extraordinario, uno de los imprescindibles, que ya es decir bastante.

La edición de "Crimen y castigo" utilizada ha sido editada por DeBolsillo en formato, como su nombre indica, de bolsillo. Merece la pena.