2008/11/10

De diarios y otras melancolías



Ultimamente he dedicado parte de las lecturas a los diarios. Primero acometí los de Jules Renard (DeBolsillo) y luego el primer tomo, hasta 1910, de los de Lev Tolstói. Ambos concluyen el mismo año, pero no tiene ucho que ver. Renard incluye sus aforismos, sus pensamientos ingeniosos y su afán por triunfar en la literarura. Tolstói se centra más en sí mismo, en las relaciones con su esposa e hijos y en su melancolía vital.

Próximamente encararé la segunda parte de esa selección publicada por Acantilado, editorial que acaba de sacar a la luz la correspondencia del escritor ruso. Mientras he leído las "Extrañas estrellas" de Emine Segvi Özdamar, la escritura turco-germana que tanto me gusta. Todo lo que se ha publicado en castellano de ella he leído y espero que se publiquen más cosas.

El libro no es exactamente un diario, pero se asemeja a uno en su segunda parte. Es, en todo caso, un libro autobiográfico que recorre su llegada a las dos Alemanias, la Ocvcidental y la Oriental, y su contacto con el mundo del tratero brechtiano de la época. Estanos en los años setenta, con la Baader-Meinhof revoloteando por el libro. El libro está ublicado por Alfaguara, como todos los de Emine.

Y para rematar lo de Tolstói, he leído también "Felicidad conyugal", un relato publicado por Punto de Lectura, que refleja la maestría del ruso a la hora de narrar. Una pequeña joya muy recomendable para ir entrando en la gran obra del gigante ruso.


Ficha:
Diario,
Jules Renard, DeBolsillo, 2008
Diarios (1895-1910)
, Lev N. Tolstói, Acantilado, 2003
Felicidad Conyugal, Lev N. Tolstoi, Punto de Lectura, 2001
Extrañas estrellas, Emine Sevgi Özdamar, Alfaguara, 2005

2008/09/01

Volver a Banville




Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Debe ser esa la razón de que haya dedicado unos cuantos días de lectura a "El intocable" de John Banville. Arranqué mi experiencia con este autor irlandés con sus "Imposturas" y esta otra entrega se me antoja superior, dada su inspiración en hechos históricos.

Banville no tiene una gran imaginación. Su fuerte es el lenguaje, la descripción de personajes y atmósferas, la creación de climas narrativos contundentes. Todo eso lo hace muy bien. Hay pasajes en los que se disfruta leyendo. Pero una novela debe ser algo más que una sucesión de pasajes más o menos entrelazados. Tal vez en el caso de "El intocable", un agente doble que trabajó para Moscú y que, además de experto en arte era pariente de la familia real británica, se atreve con demasiados personajes, todos ellos susceptibles de ser protagonistas del complot.

La estratagema de dictar sus memorias a una joven periodista no cuela. Es demasiado forzada y la relación del protagonista homosexual con su esposa es chirriante. Las visitas a la casa familiar son siempre fallidas, por la falta de desarrollo. La relación con los dos hijos, practicamente no se menciona. La historia de su hermano retrasado tiene grandes posibilidades, pero se queda en el intento. El desfile de fiestas y las descripciones de sexo, a mí entender, empalagan bastante. En la cuestión del sexo, Banville no acaba de lograr el equilibrio y me da la impresión de que se abandona en aras a una supuesta comercialidad de sus libros. El sexo, por lo que parece, siempre vende bien.

No quiero ser demasiado duro, pero es lo que hay. Mi impresión es que al autor siempre le falta algo en los ingredientes o en el tono para redondear la receta.

Por cierto que Banville, que tal vez se ha dado cuenta de ello, está abriendo una nueva vía narrativa bajo el seudónimo de Benjamin Black, con el que ha firmado ya dos novelas policíacas: "El secreto de Christine" y "El otro nombre de Laura". No las he leído, así que me limito a informar al interesado.

[Ficha: "El Intocable", John Banville, Ed. Anagrama 1999
"El secreto de Christine", Benjamin Black, Ed. Alfaguara 2007
"El otro nombre de Laura", Benjamin Black, Ed. Alfaguara 2008]

2008/07/24

Un cartero llamado Ferracuti



Llegó a mis manos por casualidad y a primera vista lo confundí con un manual de auto ayuda. Sin embargo, al comenzar a leerlo me di cuenta de que era algo bien distinto. Una colección de reportajes sobre el mundo laboral en Italia, sobre la salud laboral, el mobbing y otros aspectos colaterales.

Da la impresión de que Ferracuti es un veterano comunista que quiere poner orden entre tanta injusticia. Y lo hace. El relato sobre la abestosis en Monfalcone, fruto del modo de producción de unos grandes astilleros, merece pasar a la antología de la literatura obrera.

Es cierto que alguno de los capítulos baja en intensidad, pero tanto el citado, como el de los mineros sepultados en Bélgica, o el del propio camionero Gino, tienen un nivel estimable.

A ello se añade una cuidada edición, con algunos pequeños errores de traducción eso sí, a cargo de una nueva editorial con sede en Donostia, Meettok, cuyos primeros volúmenes editados prometen.

Lean a Ferracuti, disfruten con el amargo sabor de la derrota obrera, y piensen que al menos todavía nos quedan fuerzas para contar nuestros infortunios.

[NOTAS: "Los recursos humanos", Angelo Ferracuti, Meettok, Donostia 2008.]

2008/07/02

Del vértigo de Sebald al spleen de Pamuk




Ando tarde con las reseñas de libros, pero intentaré ponerme al día. Terminé hace ya semanas "Vértigo" de W.G. Sebald, el autor alemán del que antes reseñé "Los anillos de Saturno". Es esta la primera obra que se tradujo al castellano y el libro es una delicia., para mentes sensibles, que no sensibleras. A quienes les chiflen los pilares de la tierra y similares, que se abstengan.

Aunque la semblanza del doctor K: , supuesto sosias de Frank Kafka, es una maravilla, la parte que más me ha gustado es "Il retorno in patria", que recoge su regreso al pueblo en que nació, tras 30 años de ausencia, y la descripción de los personajes que lo pueblan. Resulta una lectura altamente recomendable.

Y pasamos al siguiente, "Estambul", de Orhan Pamuk. Autor de moda, gracias al Premio Nobel de 2006. Conozco a Pamuk por "El castillo blanco" y "La vida nueva", mejor el primero sin duda. Pero vayamos con su último libro publicado. Él lo llama amargura, pero podría llamarlo fado, melancolía, o de otras mil maneras. A Pamuk, la vieja Constantinopla le puede. Ha estado viviendo lejos de ella, en Estados Unidos, pero siempre ha vuelto a su ciudad, a su "edificio Pamuk", a su Bósforo, a sus casas ardiendo.

Tras leer el libro te entran ganas de ir a Estambul o de no ir a ninguna parte nunca más. Así de ambiguo me parece todo. Y que decir de las peleas con su hermano mayor, que me han recordado las propias, o de las primeras exploraciones sexuales y su novia-modelo, pintada de todas las formas posibles. Una delicia, tan sólo empañada, a veces, por las demasiado detallistas descripciones de pinturas y libros antiguos sobre Bizancio.

[Datos: "Vértigo", W.G. Sebald, Ed. Debate y "Estambul", Orhan Pamuk, Debolsillo 2007]

2008/06/23

Jueves



Esperó tres instantes antes de arrodillarse sobre la tierra roja./
Era jueves. Llovía. Su raído sombrero volaba hacia las nubes./
Creyó en Dios hace mucho y con el miedo presidiendo su cuerpo/
Acogió la ráfaga de fuego que acabaría por dejarlo muerto./

Sin aliento en la boca, aturdido por el coro de gritos de los verdugos,/
Se esforzó en un escorzo, un saludo final, pero todo fue inútil./
El médico forense corroboró lo obvio, le expidieron envuelto hasta la morgue/
Y halló la paz eterna en el frío del mármol./

Por fin era hombre vivo. /
Se entretuvo un momento para peinarse un poco, limpiarse los zapatos y encender un cigarro./
Había engañado de nuevo a los matones./
Tomó un taxi en la esquina: “Acerqueme al estadio”./
El sombrero no podía estar lejos./


[2008-01-8]

2008/05/30

Banville o la falsedad



He terminado hace poco la lectura de "Imposturas", del irlandés John Banville, considerado por parte de la crítica uno de los mejores estilistas vivos en lengua inglesa. No seré yo quien les desmienta. La versión castellana, que por cierto es manifiestamente mejorable, seduce al lector. Pero eso no quiere decir que la novela sea genial, Hay algo de artificioso o de rebuscado en ese viejo escritor belga, afincado en California, que se encuentra con su admiradora Cass Cleave en un congreso cultural de Turín.

Resulta todo demasiado redondo para ser real, o por lo menos para ser más creíble. Las hazañas sexuales de Axel Vander, el viejo protagonista, tampoco es que vengan mucho a cuento. Y la investigación de la chica, que descubre que Vander no es Vander, sino un amigo de Vander que se hace pasar por él, está un tanto vista. Amén del sobado asunto del judío que no se comporta como un buen miembro de su comunidad.

Dicho esto, y esperando que alguna otra novela de Banville me entusiasme más, ruego al lector que no considere el comentario como un ataque directo al libro. Simplemente es mi opinión, seguramente equivocada, sobre "Imposturas". Prometo seguir la pista al irlandés.

["Imposturas", John Banville, Anagrama, Barcelona 2005]

2008/05/11

Un paseo con W.G. Sebald

W.G. Sebald en su laberinto boscoso inglés

Retomo mi descargo de lecturas con "Los anillos de Saturno" de W.G.Sebald, un autor alemán, ya desaparecido, pero absolutamente contemporáneo. He llegado a él gracias Robert Walser. Un librito de Sebald sobre los paseso del suizo con Carl Seelig hizo que me interesase por él y topé con el libro señalado.

En el mismo, Sebald se plantea un recorrido a pie por la costa oriental inglesa, mera disculpa para abordar los temas que le resultan interesantes. La presencia en determinado puerto o la visión de una villa le llevan hacia otros pasajes, otros paisajes, otros sueños.

Es una lectura agradecida la de Sebald. Proporciona serenidad al lector, lo que no es poco en estos tiempos de ansiedad y estrés, y le hace gozar de los pequeños placeres de la vida. Sebald murió en un accidente de tráfico en la misma zona que describe, dónde vivía autoexiliado de su Alemania natal desde los años setenta. Su destino, que le une a insignes figuras como Bufalino o Barthes, también destruidas por el automóvil, es tan absurdo como sublime.

Lo más bonito de toda esta historia es que me enteré de que era un autor fallecido después de haber leído el libro, lo que me produjo un cierto escalofrió. Conclusión: Seguiré leyéndolo y recomiendo a quien lea estas líneas que también lo haga. Será recompensado en salud para su alma aturdida por el caos reinante.

PD: Se me olvidaba, ¡ay! que Sebald intercala fotos en blanco y negro de sus historias dentro del libro, manía que cumplió en todos sus volúmenes.

2008/04/09

El tiempo recobrado



Evocaciones por doquier asoman,
Desde el surco del tiempo recobrado,
que arroja ingratitud y vierte espanto
sobre lo más recóndito que añora.

Tal vez mañana, unos certeros rayos
de luz diluyan las malignas sombras
Y concedan una esbelta forma
A quien fue fiel como perro al amo.

No cejarán en su bastarda norma
Para que prevalezca siempre el daño
Y expulsar del camino a aquel que estorba.

Mas han de hallar contra su empeño un pacto
Que frene su invitación a la zozobra
Y ponga paz donde tan sólo hay llanto.


[Venciendo mi enfermiza timidez, traslado un poema que escribí en enero, dentro de un periodo fértil de contacto, de nuevo, con la poesía, la madre de todas las expresiones. Por si aguien no se ha dado cuenta, es un soneto]

2008/03/25

Empacho de Walser



Robert Walser fotografiado por Carl Seelig

Reseño aquí varias lecturas en las que está presente Robert Walser, ese escritor desaparecido en el manicomio de Herisau durante tantos y tantos años. Inicio el comentario con el librito de W.G. Sebald El paseante solitario, publicado por Siruela, en el que se hace eco de los paseos de Walser junto a Carl Seelig, su albacea y consejero, por la comarca cercana al sanatorio. Un librito que en su nimiedad brilla por sí solo.

De ahí he pasado al Doctor Pasavento de Enrique Vila-Matas, cuyo esqueleto se lo proporciona el propio Walser, omnipresente a lo largo de la obra. Hay mucho más que Walser, pero sobretodo está el escritor suizo. Cada libro de Vila-Matas que encaro me resulta más placentero. Seguiremos sus incursiones entre la realidad y la verdad. El libro está editado por Anagrama.

La tercera pata la compone Paseos con Robert Walser, de Carl Seelig, una especie de mecenas literario y poeta que acompañó durante muchos años a Walser en sus paseos. Es un libro delicioso, lleno de sensibilidad, en el que Seelig desgrana aspectos de la vida cotidiana del escritor, así como sus opiniones sobre temas tan trascendentes como la guerra mundial, los nazis o la literatura universal. El libro, editado en 2000 por Siruela, es una auténtica joya y todo aquel a quien le guste la buena literatura, disfrutará con él, más si se trata de un seguidor de Walser, como es mi caso. He leído la mayoría de libros del autor suizo y no me canso de seguir haciéndolo. Me quedo boquiabierto al leer que El ayudante lo terminó en seis semanas, y que en un tiempo similar escribió Los hermanos Tanner. Es de no creer.

Ahora estoy con un segundo libro de Sebald, Los anillos de Saturno, editado por Debate, que promete. La reseña la dejo para otra ocasión.

2008/03/16

Dostoievski en el horizonte

Portada de la edición comentada

La narrativa rusa es de tal fuerza que no da una vida para saborearla. Es necesario elegir las mejores piezas y disfrutarlas. Gógol, Goncharov, Tolstoi, Turgenef, Chejov, Gorki... son tantos que no acabaría en una hora. En este inicio de año estuve aplicado con "Crimen y castigo" de Fiódor Dostoievski, un clásico con el que había tropezado hace muchos años y que ahora he releído en la versión castellana de Cansinos Assens, una bella tradución.

La magia del autor es colocarte en el lugar del criminal, compartir sus cuitas y, por qué no decirlo, comprender sus razones. Te identificas como Raskolnikov, te vuelves Raskolnikov, y suspiras por que se salve del suplicio final.

Sabemos que el criminal no es verdaderamente consciente de los actos trágicos que ha cometido, y tendemos a otorgarle nuestro perdón, mientras las dos viejas asesinadas nos parecen odiosas, siempre mercadeando con la miseria ajena. Pero en verdad hay que decir que Rodion Raskolnikov es un criminal en toda su dimensión. Un criminal hasta el final, y aunque cuenta con el eximente de no haberse aprovechado de lo robado, hay que considerarlo como lo que es.

Hace unos meses leí "El jugador", una novelita del mismo autor, que viene a ser un reflejo de su propia biografía de adicto al juego. No fue Dostoievski un ciudadano ejemplar, pero eso nos importa una higa. Lo decisivo es que fue un escritor extraordinario, uno de los imprescindibles, que ya es decir bastante.

La edición de "Crimen y castigo" utilizada ha sido editada por DeBolsillo en formato, como su nombre indica, de bolsillo. Merece la pena.

2008/01/24

Leer a Proust

Marcel Proust (1871-1922)

Marcel Proust es el tipo de escritor a quien se quiere o se odia. Yo no me defino al respecto. Simplemente lo leo, porque creo imprenscindible hacerlo, como uno de los grandes innovadores de la literatura que ha sido.

El pasado diciembre concluí la lectura de los siete tomos de "En busca del tiempo perdido", versión de Pedro Salinas y Consuelo Verges en Alianza Editorial. Justo cuando me encontraba a mitad de la lectura, más o menos, se publicó la versión de Mauro Armiño en Valdemar, que no he leído, pero está muy bien recomendada. Que cada uno eliga la que quiera y, si domina el francés, que lo haga en la lengua de Proust, por supuesto.

El caso es que una vez terminada la lectura a uno le surge la duda de si merece la pena el esfuerzo, que lo es, y grande. Yo creo que sí, pero también digo que se puede vivir sin haber leído la inmensa obra proustiana. Allá cada cual con sus manías.

En definitiva, para no aburrir más al lector, si lo hay. Lea "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, empezando por el tomo que le dé la gana, yo empecé por "Sodoma y Gomorra", y ya me contará. Y si no le apetece introducirse en el mundo de este autor, lea cualquier otra cosa que no sea la ultima tontería de Ken Follet o escritores semejantes. Menuda monserga nos están dando en los medios con la basura de estos escribidores de best-seller para pasar el rato.